Facultad de Ciencias de la Religion

Facultad de Ciencias de la Religión

El proyecto de creación de la Facultad de Ciencias de la Religión se inserta dentro de la estructura académica de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano, una institución de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, asociada a la Red Internacional de Instituciones Educativas Metodistas (IAMSCU) y la Asociación Latinoamericana de Instituciones Metodistas de Educación (ALAIME). Además, somos parte de la Red QONAKUY que significa “traigo lo mejor de mí al encuentro contigo”. La misma reúne una plataforma de Universidades Protestantes y Evangélicas de Iberoamérica. Por todo esto, nos reconocemos por lo tanto herederos de la vasta tradición educativa, de testimonio y servicio del movimiento metodista y ecuménico.

La Facultad trabaja en pos de constituir una comunidad de profesores y estudiantes para la reflexión sistemática y crítica sobre la propia experiencia personal, religiosa y secular. Además, intenta aportar a la formación de un liderazgo superador que contribuya a la comprensión y resolución de problemas en situaciones críticas y complejas. Entre sus objetivos se encuentra el de crear programas, materiales y un ámbito adecuado para el estudio, la innovación y la investigación y contribuir a la participación y colaboración ciudadana promoviendo los valores éticos expresados en nuestra misión y visión.

En nuestra Unidad Académica es fundamental entonces brindar elementos para la comprensión de las dinámicas del mundo actual, para favorecer la detección e identificación de los problemas y propender al desarrollo de un compromiso ético que ayude a asumir responsabilidades profesionales y laborales con un sentido de servicio.

Asimismo, la Facultad busca fomentar y fortalecer el espíritu solidario, el compromiso y la justicia social, de género y ambiental; explorando y ejecutando acciones conjuntas y colaborando en la incidencia de la agenda pública. Por lo tanto es fundamental promover la apertura, el diálogo y el trabajo en equipos multidisciplinarios de investigación y acción; especialmente, en relación a las diferentes disciplinas que se estudian e investigan en UCEL con la fe y principios de la tradición metodista y ecuménica.

Facultad de Ciencias de la Religión

Diplomatura en Historia del Protestantismo

Posgrado

Publicaciones

Revista Teología Práctica

Cátedras Abiertas

La Facultad de Ciencias de la Religión se propone la creación de tres cátedras abiertas e interdisiciplinarias. Cada una de ellas con una orientación y modalidad propia, en respuesta a problemáticas específicas y en seguimiento de líneas de pensamiento y testimonio que han impactado al mundo evangélico y trascendido a otras esferas religiosas y seculares. A cada una de estas cátedras se le dará un nombre representativo de quienes, en el ámbito de la tradición evangélica metodista de nuestro país, han aportado específicamente al desarrollo teológico y al compromiso de la fe en estos campos.

Nélida (‘Nelly’) Ritchie (1946-2018) fue la primera (y a la presente única) obispo mujer de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (2001-2009). Su ministerio se desarrolló mayormente en el campo pastoral y educativo. También alcanzó una proyección ecuménica por su participación en el Consejo Mundial de Iglesias (1991-1998). Fue la única mujer de la Comisión de Notables de la Conadep Córdoba (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas). A su vez, fue una de las impulsoras del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos del Chubut. 

Su elección como obispo interrumpió su proyecto de doctorado en teología feminista, que realizaba con la reconocida teóloga norteamericana Letty Russel; pero ello no cortó su decidida preocupación por dar nuevos enfoques y reconocimiento al ministerio y participación de la mujer en la iglesia y en la sociedad.

Su actividad y testimonio sirvió de estímulo y ejemplo para muchas otras mujeres, tanto en el campo de la pastoral y la teología como en su compromiso con causas vinculadas al reconocimiento de los derechos de la mujer en otros campos. Su elección como obispo impactó en las esferas patriarcales de la sociedad argentina, especialmente al poner a una mujer como interlocutor ‘oficial’ en un ámbito religioso dominado por la presencia masculina.

Una cátedra que lleva su nombre apunta a una proyección de estas inquietudes y búsquedas en un tiempo donde el lugar y participación de las mujeres en la vida religiosa y social está en el centro mismo de los debates de época. Distintos feminismos, teorías de género, así como aserciones religiosas y culturales entran en la polémica que no se da solamente en las aulas, sino también en la vida familiar, las iglesias, los ámbitos legislativos, los estrados judiciales y en la calle. Pensar con y desde la experiencia femenina aparece así como una exigencia que la teología no puede ignorar.

La misma se albergará como parte de la Diplomatura en “Mujeres y Teologías desde América Latina”.

José Míguez Bonino (1924-2012) fue un pastor y teólogo metodista de reconocida trayectoria en el campo de la teología sistemática y la ética social cristiana, con proyección mundial y ecuménica. Fue invitado como observador en el Concilio Vaticano II y posteriormente presidente del Consejo Mundial de Iglesias. Su participación en el campo de los Derechos Humanos y sus vínculos a nivel internacional en causas como la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica muestran una dimensión práxica en su propuesta teológica y su ética. Su pensamiento y actividad como autor y docente propiciaron una teología de la misión, entendida esta como presencia y testimonio en el mundo más allá de la iglesia, creando a través de una “Fe en busca de eficacia” un “Espacio para ser hombres”. 

Como lo hiciera Míguez, esto requiere pensar una eclesiología dinámica, confesante y autocrítica, no desgajada de su realidad en el mundo y vinculada a otros espacios sociales. Por ello es una teología con vocación política, en diálogo abierto con las ciencias sociales, una mirada crítica de la economía y de las hegemonías culturales, con proyección misionera y profética.  

Una cátedra que evoca su nombre debe orientarse en este sentido. Su enfoque apunta a discernir cuáles son los desafíos misioneros que hoy enfrenta la fe cristiana, cómo hacer pertinente el testimonio de Jesús en el mundo social, político, económico y cultural, cómo comunicar el mensaje evangélico frente a las nuevas problemáticas que se plantean en este cambio de época.

Federico J.N. Pagura (1923-2016) fue un reconocido pastor metodista y luchador por los Derechos Humanos de dilatada trayectoria internacional. Además, se destacan su don poético, reflejado en himnos y canciones que han alcanzado amplia difusión, y su capacidad oratoria, que lo llevó a ser convocado en eventos muy diversos, tanto litúrgicos como en estrados donde se debatían cuestiones sociales, políticas y éticas. Fue obispo de la Iglesia Metodista Episcopal en Panamá y Costa Rica (1969-1973) y en Argentina (1977-1989), además de presidir otras instancias eclesiales, como el Consejo Mundial de Iglesias, el Consejo Latinoamericano de Iglesias y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.

Constante interlocutor de personalidades de la política y la cultura hizo de su compromiso con refugiados, perseguidos políticos y las gentes más humildes un motivo permanente de su testimonio cristiano. En esa dimensión fue reconocido como personalidad destacada en varias instancias, y su palabra influenció movimientos sociales y se proyectó más allá del campo eclesial. No por ello dejó de ser una palabra profundamente evangélica, donde el compromiso social se aúna inextricablemente con una certeza vital en el mensaje de Jesús, con un sentido comunitario donde se hacen realidad la fe, el amor y la esperanza.

Invocar el nombre de Federico Pagura para una cátedra abierta es generar la expectativa de provocar una reflexión sustanciada en la palabra bíblica que destaque la centralidad de la dignidad humana, el respeto y cuidado de la creación, el valor del compromiso con el sufriente. Es plantear una dimensión teológica que se haga práctica cotidiana, que lleve a la esperanza de una vida que pueda ‘mirar con confianza el porvenir’. 

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