Donación Raquel M. Cáceres.
El lugar del Nuevo Testamento en la Iglesia no equivale enteramente al del Antiguo. La mayoría de los católicos piensan que conocen bastante bien el Nuevo Testamento y, aunque encuentran que Pablo es oscuro a veces, no sienten ante el Nuevo Testamento la misma incertidumbre que les produce el Antiguo. En la composición de este libro me fui confirmando cada vez más en la convicción de que lo que creemos conocer bien no es el Nuevo Testamento sino una interpretación convencional popular del mismo. La simplicidad del Nuevo Testamento puede engañar. Hemos vivido tanto tiempo con él que su poder explosivo se ha convertido en algo suavemente razonable. Más aún que el Antiguo Testamento se le ha racionalizado en armonía con un modo de vida que es con frecuencia un compromiso entre el mundo y el Evangelio. Observo esto no como predicador sino sencillamente como intérprete profesional. Nuestro oficio es explicar los textos, y la diferencia entre los dos testamentos es evidente en este punto.