Donación Raquel M. Cáceres.
Este es un comentario latinoamericano a los libros de la Biblia, incluyendo los deuterocanónicos. Nació de una lectura nueva de las Escrituras hecha por el propio pueblo cristiano que vive en un contexto de sometimiento y ansía una situación mejor y más fraterna. Un grupo de biblistas católicos y protestantes que trabajan hace tiempo con el pueblo y quieren piensa sus problemas, decidieron plasmas la interpretación que la gente sencilla hace de la Biblia. Sin abdicar de su formación científica intentan extraer y comunicar el sentido que la lectura de los pobres aporta a la comprensión de la Biblia. Presentan así un comentario práctico, pastoral y que refuerza el peregrinaje de la gente humilde. Estos libros están dirigidos principalmente a los agentes de pastoral, líderes comunitarios, coordinadores de grupos de estudio bíblico, y a todos aquellos que hacen causa común con las personas sencillas. Uno de los grandes temas de Hageo es el templo. Este no es un asunto de esa época. Muchas otras veces fue preocupación en la historia de Israel. En el exilio del siglo sexto, fue tomado por Ezequiel (Ez 40-48) y por otros (Is 40:9; Sal 1 37:1-6, etcétera). El templo no era, pues, un asunto nuevo. Con todo, en el 539, tomó nueva dimensión, inusitada. La debemos a los persas. Ciro era restaurador de cultos y templos. En Babel, revitalizó el culto a Marduk (sol), que había sido olvidado por el último soberano babilonio, Nabónides, adepto a la luna. Igualmente, los persas se mostraron interesados en la restauración del culto y del templo a Yavé, en Jerusalén. El decreto de Ciro concede la reconstrucción, en el 538, año subsiguiente a su toma del poder en Babel (véase Esd 6:3-5). I. Introducción p. 11 -- II. El tiempo del templo (1:1-15a) p. 26 -- III. ¡Quedad firmes! ¡trabajad! (1:15b-2:9) p. 44 -- IV. En aquel día: un nuevo David (2:10-23) p. 54 -- V. Mensaje - un resumen p. 72.