Donación Raquel M. Cáceres.
Con demasiada frecuencia estudiamos la historia de la iglesia como si se tratase de algo ya hecho. Cuando hacemos esto, nos olvidamos de que la historia de la iglesia refleja las posturas teológicas de los historiadores y por tanto tiene que ser corregida constantemente, según se plantean nuevos problemas o surgen nuevas preguntas. Lo que es más, es posible leer varios de los momentos más determinantes de la historia de la iglesia como un conflicto en torno al modo en que debía leerse la historia anterior, y sobre todo en torno a la cuestión de quién tenía derecho a reclamar esa historia. Como herederos que somos de toda esa historia, nuestra tendencia es olvidarnos de que lo que hemos heredado es el resultado de todas esas pugnas, y que lo que hoy nos parece indubitable fue en otra época motivo de fuertes desacuerdos. Cuando tal hacemos, la historia, en lugar de ampliar nuestros horizontes, los estrecha; en lugar de propiciar apertura hacia nuevas interpretaciones de la Biblia y de la realidad, la impide. Lo que Justo González nos ofrece en este enjundioso ensayo no es sino un bosquejo de lo mucho que podría decirse sobre esa historia de la historia. Su propósito no es agotar el tema sino sólo plantearlo, para que otros lo exploren con mayor detenimiento, saquen de él conclusiones más precisas y se sientan libres de entrar en los debates actuales acerca de cómo ha de leerse el pasado de la iglesia. Capítulo 1. ¿De quién sería la historia de Israel? p. 13 -- Capítulo 2. ¿De quién sería la historia grecorromana? p. 35 -- Capítulo 3. ¿De quién sería la historia secular? p. 57 -- Capítulo 4. ¿De quién sería la historia de la iglesia? p. 77 -- Capítulo 5. ¿Cuál será el futuro de la historia? p. 99.