Donación Raquel M. Cáceres.
El seguimiento tal como Jesús lo exigió e inspiró -una llamada no al estudio, la segregación o el zelotismo, sino a la participación con él en la causa del Reino de Dios- constituye algo nuevo, algo que no cuadra exactamente con los fenómenos paralelos del judaísmo o de la historia de las religiones. Partiendo de un magistral estudio de Mt 8,21s, "...Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos" -no existe un logión de Jesús que contravenga de un modo más radical la ley, la religiosidad y la moral judías-, Martín Hengel consolida la tesis de que ni llamando a Jesús "Rabbí", "maestro", "sabio" o "profeta" se hace justicia a su inaudita autoconciencia, que rompe con todas las analogías religiosas conocidas. A través de su llamada -"Sígueme"-, Jesús exige una ruptura y una rendición incondicional únicamente equiparables a las exigidas por Dios en la vocación de los profetas del Antiguo Testamento. A propósito de la interpretación de Mt 8,12-22 Par. Consideraciones histórico-religiosas en torno al trasfondo carismático-escatológico del seguimiento de Jesús. Peculiaridad carismático-escatológica de la llamada de Jesús a seguirle.